Uno de los artistas y grabadores más importantes de México es sin duda José Guadalupe Posada (1852-1913). Gracias a sus manos y su mente, surgió La Catrina, imagen por excelencia del Día de Muertos. Su persona compete a esta columna por dos motivos: este año se conmemora siglo y medio de que radicó en León y además, supo plasmar como nadie en su época a los peores criminales y asesinos en serie mexicanos.

Hoy en día, gracias a los miles de documentales que hay en plataformas de streaming, estamos acostumbrados a los programas sobre crímenes reales. Su difusión en los medios pareciera algo reciente, pero desde finales del siglo XIX e inicios del XX ya era natural. En Inglaterra existían los ‘Penny Dreadfuls’, publicaciones baratas que narraban hechos terribles, y en México, estaban las ‘Hojas Volantes’ donde se contaban historias sangrientas, además que el editor y empresario Rafael Reyes Spíndola supo difundir la nota roja en su diario, ‘El Imparcial’.

Esto nos conduce a José Guadalupe Posada, quien además de haber tenido su taller en esta ciudad, comprendió la naturaleza humana y la forma en que el crimen lacera a la sociedad como hoy en día lo haría el mejor investigador y documentalista que se pueda tener noción, pues había sido reportero y le tocaron vivir los convulsos tiempos del gobierno de Porfirio Díaz.

Una de las imágenes más famosas de Posada data de febrero de 1891 y fue la del llamado ‘Crimen de la Joyería la Profesa’, ocurrido en la calle Plateros en la hoy CDMX, cuando fue asesinado Tomás Hernández Aguirre, un importante joyero a manos de unos criminales.

Sin duda, uno de sus trabajos más famosos fue plasmar la imagen de Francisco Guerrero Pérez, mejor conocido como ‘El Chalequero’ quien tiene el nulo honor de haber sido el primer asesino serial registrado en México, y entre 1880 y 1888 despojó de la vida a cerca de 20 trabajadoras sexuales.

De la misma forma que hoy en día nos mantenemos informados gracias a los medios digitales, en el México de principios de siglo, la gente sabía de los delitos gracias a la prensa escrita, pero sobre todo al trazo directo y elegante de Posada, aunque hay que aclarar que ningún ser humano triunfa por sí solo, y estas hojas salían a la luz gracias al talentoso y veloz impresor Antonio Vanegas Arroyo.

‘LA TEMIBLE BEJARANO’

El robo de infantes es otro de los grandes problemas de la sociedad, que por desgracia, no es nuevo. Posada supo ilustrar ese deleznable delito plasmando al temible Robachicos.

Otro de los crímenes que el grabador infundió de una identidad propia, fue el de ‘La Temible Bejarano’.

La historia ocurrió así: Guadalupe Martínez de Bejarano destacó en tiempos del porfiriato porque fue la primera asesina en serie femenina de quien se tiene registro en México.

Como muchas asesinas secuenciales de finales de aquellos años, ‘La Bejarano’ era una mujer de estrato social alto. Su modus operandi consistía en atraer muchachas a su casa, con el pretexto de darles trabajo. Una vez allí las esclavizaba para después torturarlas con un sadismo inmenso, como azotarlas con un látigo y sentarlas en una silla de metal ardiendo. Después, las despojaba de la vida.

Pero sus crímenes no pudieron pasar desapercibidos en la sociedad porfiriana. Las denuncias fueron cada vez más y las autoridades apresaron a La Bejarano, dándole una absurda pena de 10 años por matar a 3 jovencitas.

Aunque hoy en día la gran obra de Posada es parte de la historia de este país, el grabador murió en el desamparo y el crimen sigue tan vigente como hace siglos. Ambos aspectos nos tocan cambiarlo a los ciudadanos del 2022.

Sobre el papel de José Guadalupe Posada y su estancia en esta ciudad, se puede checar el libro ‘José Guadalupe Posada: a 150 años de su llegada a León’ de J. de Jesús Verdín Saldaña (cronista de San Francisco del Rincón) y Juan José Huerta.