El mayor rasgo que identificaba a los artistas de la llamada “Generación de la ruptura” era su desafío a los linderos establecidos por la estética nacionalista que había dominado la plástica mexicana durante la primera mitad del siglo 20.

Curiosamente, uno de los creadores que formaron parte de ese núcleo, el zacatecano Manuel Felguérez (1928-2020) es actualmente huésped en la que fuera casa de uno de los tótems de la Escuela Mexicana de Pintura: Diego Rivera.

El Museo Casa Diego Rivera, en Guanajuato, recibe desde finales del 2020 la exposición “Manuel Felguérez. Memoria de una época de cambio”, a modo de homenaje póstumo para rememorar su aporte a la renovación de la plástica nacional. La exposición abarca pintura, gráfica, escultura y fotografía.

Felguérez, pintor y escultor abstracto, contemplativo y reflexivo de su producción, estuvo interesado en todo momento en el equilibrio de las formas en la superficie, o en los accidentes propiciados –perceptibles en sus pinturas–, pues provocaba el caos sobre el lienzo; según sus propias palabras, permitía “que la gravedad acomodara las formas”.

Su conocida trayectoria, a partir de la década de 1950, se caracteriza por su enemistad con el nacionalismo; asume el rol de un defensor imperturbable del arte abstracto, al que consideraba arte de vanguardia.

En la historia del arte mexicano, Felguérez representa un miembro activo del movimiento de apertura –o, como algunos autores prefieren llamar, de ruptura.

El conjunto de obras exhibidas, proveniente del museo que él fundó en su tierra natal, refleja su interés por la experimentación geométrica y el uso del color, elementos que caracterizan la autenticidad de su estilo.

Además de apreciar en ellas el perfil profesional de Felguérez se pueden conocer detalles de su vida personal, a través de una memoria fotográfica con una veintena de imágenes que comparten espacio con las piezas artísticas.

Víctor Hugo Becerra, director del Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez, señala sobre las obras en exhibición: “Se seleccionó obra de los distintos momentos en la carrera de Felguérez. Hay piezas que pertenecen a la máquina estética, un dispositivo creativo con el que se convirtió en pionero del arte digital en Latinoamérica: alimentó una computadora con un inventario de ocho formas creadas por él y generó numerosas variantes y hay también grabados que se ubican en la transición del siglo XX al XXI”.