Jeffrey Dahmer fue uno de los asesinos en serie más aterradores de todos los tiempos.

Durante los años setenta a noventa, Dahmer asesinó al menos a 17 hombres. A todos ellos los llevaba a su departamento donde los drogaba y estrangulaba, para después descuartizarlos, practicar canibalismo, guardar sus cabezas y corazones en el refrigerador y coleccionar sus huesos.  Sobre sus espantosos crímenes se han escrito infinidad de libros, cómics como ‘Mi amigo Dahmer’ y muchas películas. Incluso el miércoles pasado se estrenó la miniserie ‘Monster’ dirigida por Ryan Murphy y obteniendo éxito instantáneo.

Cuando hay casos de asesinos en serie muy mediáticos, se suele olvidar a sus familiares y amigos cercanos, quienes sufrieron mucho enterándose de las acciones de sus seres queridos. Padecen el escarnio social y deben superarlo.

Uno de ellos fue Lionel Dahmer, el padre de Jeffrey, quien actualmente tiene 86 años y en 1994 publicó el libro ‘A father’s story’, donde narra qué se siente ser el progenitor de un sádico monstruo.

A diferencia de muchos padres de asesinos seriales, que son golpeadores, alcohólicos, violentos, fanáticos religiosos o ignorantes, Lionel era todo lo contrario: un culto ingeniero químico que siempre educó a su hijo con cariño. Precisamente, es por eso que el caso de Jeffrey desconcierta tanto.

La historia de Jeffrey Dahmer comprende 3 décadas. Su primer asesinato lo cometió a los 18 años cuando mató a un joven con unas pesas. El caso adquiere mayor auge en Milwaukee, donde rentó un departamento al que llevaba a sus víctimas, todas ellas homosexuales y algunas menores de edad. El 22 de julio de 1991 Tracy Edwards, un hombre de color que logró escapar, dio aviso a las autoridades y todo salió a la luz. Dahmer tenía 31 años. “El departamento del terror” se conoció en todos los medios de comunicación del planeta, entre ellos EL HERALDO.

La noche de su captura, se le dio aviso a su padre, quien poco a poco asimiló todo.

 

ACEPTACIÓN

“Mi hijo hizo todo eso. Lo hizo en secreto y solo. Tengo que aceptarlo” reconoce Lionel en la introducción de su libro. “Eso fue lo que la policía me dijo (…) Él no estaba muerto, pero una parte suya sí, la parte que está viva en la mayoría de la gente”.

El pequeño Jeff solía llevar animales muertos a la casa, pero su padre, lejos de regañarlo, comenzó a enseñarle taxidermia, pues en su pensamiento pensaba que su hijo sería biólogo o veterinario.

“Era un niño pequeño maravilloso. Jamás mostró signos de maldad, no era que echara espuma por la boca”, recuerda Lionel. “Pero ahora tengo la sensación de algo oscuro y sombrío que cubre todos mis recuerdos”.

Conforme crecía, Jeffrey se hizo más conflictivo y violento. En la preparatoria bebía alcohol desde 8:00 de la mañana y aunque la concluyó, no terminó ni la universidad ni el servicio militar, pese a las sumas que su padre gastó. Desesperado, dejó a su hijo al cuidado de la abuela sin saber de lo que su nieto era capaz. Dahmer después la abandonó para mudarse al departamento donde seguiría con sus delitos.

Las anécdotas que cuenta Lionel llegan a ser aterradoras: en una ocasión, vio que su hijo llegaba con una caja. Lo primero que el señor pensó es que era pornografía, cosa que no quería en casa de su madre, pues era muy conservadora. Lionel le dijo que se desharía de eso, que no había problema…

Lo que realmente había en la caja era una cabeza humana.

Hoy en día, Lionel es un octogenario que ha sabido vivir de la mejor manera. En la reciente serie lo caracteriza el actor Richard Jenkins, quien transmite todo su dolor. Sus entrevistas se pueden ver en Youtube, con subtítulos.

En 1994 Dahmer fue asesinado en prisión. La justicia poética hizo de las suyas, pues el responsable fue un afroamericano de nombre Christopher Scarver, quien usó una barra sacada del gimnasio de la cárcel para acabar con la vida de quien mató a 17 hombres.