Queridos lectores, a quienes tanto agradezco su atención leyendo mis artículos cada 8 días durante 14 años; que en la segunda etapa me dio la ilusión de escribir, sin tener la sapiencia necesaria ni haberme preparado con estudios, pero con el deseo de expresar algo que nace del corazón.
Un amigo mío muy querido, a quien llamo Don Alfonso, también de la tercera edad, me sugirió: ¿por qué no escribes de las tradiciones especialmente leonesas? Y, atendiendo lo que me pide, espero poderme expresar bien.
Todos los pueblos del mundo tienen su historia, costumbres, forma de vivir y religiones; el mundo es muy diverso, pero en León tenemos nuestra propia historia, independiente de los demás, ligada al contexto nacional.
León se fundó hace más de 400 años y si recordamos lo que mis abuelos me contaban de las inundaciones que tuvo la ciudad de León hace más de 100 años, producto del desbordamiento del Río de los Gómez, hoy Malecón, encontraremos en la oficina de correos, en la pared de afuera y en la catedral un pequeño mosaico a dos tonos, donde se marca la altura del agua que cubrió gran parte de la Ciudad de León, que en aquel entonces era mucho más pequeña; un verdadero desastre que vivieron los antiguos leoneses, pero del que ya nos hemos repuesto.
Si hablamos de tradiciones debemos mencionar parte de la vida religiosa del pueblo de León, que es verdaderamente católico y que tiene como patrona a la Madre Santísima de la Luz, que está con nosotros desde hace 291 años, cuando la imagen fue traída desde Italia un 2 de Julio, para fortuna de nosotros, porque es la Madre Protectora que nos ha cubierto con su manto y lo sigue haciendo.
Este 24 de Julio se conmemoró su fiesta y afortunadamente se conserva la tradición de la peregrinación desde la Plaza Principal hasta llegar a la Catedral y entrar en procesión cantando: “¡Gloria, Gloria a la virgen María, Protectora del pueblo Leonés! Inflamados de Amor y Alegría de rodillas caed a sus pies.”
Recuerdo desde niño que todo el mes de mayo se llevaba a cabo, con entusiasmo y alegría las peregrinaciones de los gremios de los talleres mecánicos, carpinteros y pintores donde nos visitar la Virgen ese día a mi padre, mi tío José Medina y mi familia; también recordamos las peregrinaciones de los zapateros, curtidores, transportistas y todas las parroquias de la ciudad. Especialmente el día de la Madre Santísima de la Luz recordamos que cada quien quería hacer la mejor fiesta, algunos se atrevían a traer a los Orquesta Valle de Santiago y también la Orquesta de Francisco Garibay de San Francisco del Rincón y no podían faltar los castillos y fuegos artificiales que se prendían a las 10:00 pm para deleite de cientos de feligreses que también repartían los alimentos tradicionales. Tiempos antiguos, que este miércoles 24 se volvieron a vivir, encabezado por nuestro Arzobispo que celebró las misas correspondientes.
El Arco de la Calzada, donde está luciendo desde arriba orgulloso nuestro león, símbolo de nuestra ciudad es el escenario en el que cientos y quizá miles de veces se inician los desfiles del día de la Independencia, del 20 de Noviembre y por supuesto todas las manifestaciones de apoyo y de protesta por la tradicional calle Madero, que también guarda una historia tremenda, hasta llegar a la Plaza Principal.
En la misma calle Madero encontramos El Santuario Expiatorio Diocesano, que inicio su construcción el Padre Bernardo Chávez, quien ofrendo su vida por el amor al Sagrado Corazón de Jesús. Su construcción duró decenas de años, impulsadas por el recordado Padre Olvera y la Srita. Angelina Varela, que fue su mano derecha voluntariamente durante muchos años hasta su muerte. Recuerdo que una de las campanas fue fundida en la fundición de mi padre y todavía llama a los servicios religiosos, especialmente a misa y el rosario. Hoy está en manos del Padre Fidel Hernández, que tiene carisma y riqueza espiritual.
Podemos recordar el día 12 de diciembre de cada año a la peregrinación de los obreros guadalupanos, que marcharon y siguen marchando al Santuario de Guadalupe a rendir pleitesía a la Emperatriz de América. Y como olvidar el 12 de enero, cuando las familias vestíamos a nuestros pequeños como inditos, con pequeños morralitos con comidas y frutas, para ofrendarlas a la Virgen de Guadalupe.
La siguiente semana intentaré que juntos recordemos nuestras tradiciones.
Espero que le guste Don Alfonso.