Toda la semana ha sido tema. No se habla de otra cosa más que del estado de salud de López Obrador. No pretendo hacer una relatoría de los hechos que iniciaron en una gira de trabajo en Mérida. Ya se ha regado mucha tinta y horas de análisis en medios de comunicación impresos y digitales, no tiene caso. Sin embargo, quiero destacar o aportar ‘algo’ diferente a toda esta telenovela, sobre si vive o muere el presidente de México.

La verdad, es lamentable que un tema tan importante y sensible para cualquier país del mundo, México no es la excepción, tenga que convertirse en una maraña de especulaciones de todo tipo, al no haber la mínima transparencia gubernamental a un tema de Estado. Más lamentable ver que los mismos funcionarios públicos federales que han sido tan opacos en el ejercicio de su actividad, prevalezcan en la misma tesitura de ocultar información y mentir al pueblo mexicano.

El punto fino de este nuevo escándalo semanal tiene que ver con lo que ha imperado en el presente gobierno de la 4T. La mentira, como estilo personal de gobernar del jefe del Ejecutivo Federal, que durante estos cuatro años y medio ha mentido y engañado a sus gobernados una y otra y otra vez; mentiras que han quedado al descubierto de manera simplona donde AMLO ha sido incapaz de aceptar todo lo contrario, justifica las mentiras con más mentiras, al grado del ridículo social.

López Obrador ha demostrado durante toda su gestión la capacidad que tiene de mentir y de no encontrar límites en el uso de la mentira. En su gobierno, nunca se ha mentido tanto como ahora y se ha mentido de una manera tan descarada y sistemática. Hay que recordar que una de las herencias de los gobiernos totalitarios del siglo pasado para las sociedades democráticas fue la producción masiva de la mentira en el espacio político. Frente a dicho legado, la complicidad y la disposición de las tecnologías y de los medios de comunicación son cruciales para lograr la consumación.

A todo esto hay que agregar que los mexicanos históricamente hemos sido presas de los distintos gobiernos de la república que han mentido y engañado a la sociedad civil en infinidad de ocasiones, al grado que hemos trasladado la mentira gubernamental como un estilo personal y familiar de actuación diaria, donde la constante del común de los mexicanos es el engaño y la mentira en la vida diaria. AMLO y su gobierno han organizado y modernizado la mentira como algo común y corriente en la política, convirtiéndola en una actividad más ruin y despreciable.

Es así como en estos años de gobierno de la 4T, con su máximo exponente López Obrador al frente, perfectamente existe un amplio listado de mentiras: “ya no hay corrupción”, “se acabó la corrupción”, “ya no hay desabasto de medicamentos”, “no se va a tumbar un solo árbol en el proyecto del Tren Maya”, “se acabó la venta de huachicol” y así se han documentado 101 mil 155 mentiras, un promedio de 103 por conferencia de prensa (según un informe de Spin-Taller de Comunicación Política). Este mismo medio, por conducto del autor Luis Estrada, lanzó un libro sobre las mentiras de AMLO en las ‘mañaneras’.

Un mandatario tan querido, pero también tan odiado por millones de mexicanos, ha generado todo tipo de buenos y malos deseos para su persona. Para muchos, sin importar las implicaciones que pudiera tener para el país en el ámbito político, social y económico. Todo esto es lo que ha sembrado el presidente por generar tanto odio y división en la sociedad mexicana.
¿No cree usted?