Esta es la historia verídica de Bernard Lawrence Madoff. Durante años fue conocido como un auténtico genio de las inversiones, que con su talento nato sabía duplicar (y hasta triplicar) el dinero de sus clientes, entre quienes se encontraban Steven Spielberg, el actor Kevin Bacon y el Nobel de la Paz Elie Wiesel. Visto como una vaca sagrada de Wall Street, había empezado su empresa, ‘Madoff Investment Securities’ sin graduarse. Tenía su oficina en el lujoso Lipstick Building de Manhattan, un yate y dos aviones privados. Cuando iba al Country Club de Nueva York, trabajadores y miembros lo miraban con admiración, respeto y envidia. Donaba mucho dinero a la caridad y pagaba la luna de miel de sus empleados. Apoyaba de forma incondicional a sus familiares y amigos, quienes lo llamaban afectuosamente ‘Bernie’. Parecía un ser humano perfecto.

Parecía, porque absolutamente todo era una farsa. Detrás de aquella reputación intachable, se encontraba el más grande delincuente de cuello blanco que ha existido en lo que va del siglo XXI.

En realidad, Bernie Madoff era un psicópata y un estafador que robó 65 millones de dólares de sus clientes, dejándolos a todos en la miseria.

Desde pequeño, Madoff ofrecía centavos a otros niños para que jugaran con él, consciente de que el dinero mueve a las personas, se abrió paso en Wall Street, y en los setenta supo invertir en computadoras, lo que le dio infinidad de ganancias y dándole fama de estadista respetado.

Pero, detrás había un oscuro secreto, pues Madoff llevaba a cabo la estafa Ponzi más grande de la historia. Su modus operandi era así: les prometía a sus clientes invertir su dinero, pero lo metía en sus cuentas y usaba parte de esos ingresos para pagar. Todo era comercio ficticio, pues nunca invertía. Nadie creía que un hombre con su posición social pudiera robar, además jefe de NASDAQ.

En 2008, cuando el mercado bursátil de Estados Unidos se tambaleaba, sus clientes le exigieron su dinero.

¡Pero oh, sorpresa! Ya no había ganancias. Entonces le contó todo a sus hijos, quienes lo denunciaron al FBI, pues de otro modo hubieran sido cómplices. El 11 de diciembre de 2008 fue arrestado en su lujoso penthouse en medio de gente que lo esperaba en el lobby y querían lincharlo, para después recibir sentencia: 150 años de cárcel y el decomiso de 179 millones de dólares.

El 14 de abril de 2021, Madoff fue encontrado muerto en su celda por causas naturales. Sin embargo, las cicatrices que dejó tras de sí todavía continúan abiertas, y lo estarán por muchos años.

LAS VÍCTIMAS

Madoff hizo un daño incalculable.

Hubo personas que se quitaron la vida al darse cuenta que estaban en la miseria, y señores de más de 60 años que tuvieron que trabajar como empacadores en tiendas de supermercados para sobrevivir, pues sus fondos para el retiro se habían esfumado.

Los apoyos gubernamentales no fueron suficientes, pues con la incontable cantidad de personas estafadas, era imposible compensar a todos.

La esposa del estafador, Ruth, vive con dos valijas y viaja en coche por todo Estados Unidos, como nómada. En junio de 2012, Peter Madoff, su hermano, decidió renunciar a todas sus propiedades y cederlas al gobierno, para compensar el daño y tratar de limpiar el apellido.

Andrew, el hijo mayor del criminal, murió de cáncer a los 48 años (aunque el mismo declaró que fue debido al estrés); mientras que el menor, Mark, se suicidó el 11 de diciembre de 2010, colgándose con una correa de perro. Se cumplía el segundo aniversario del arresto de su padre.

Como bien dijo Harry Markopolos, el investigador de fraudes financieros y contabilidad forense que descubrió evidencia que sugería que el negocio de administración de riqueza de Bernie: “[…] un delito de cuello blanco es diferente a no violento. El primero deja cadáveres después de la investigación. El segundo, antes”.