El 4 de marzo de 2012 me permití publicar un artículo, con el nombre “CERESOS casi inexistentes, Penales Inseguros” y hablamos de la situación que había en general en las cárceles, CERESOS y todo lo relacionado al manejo de los mismos, pues bien, a 5 años de distancia nada se ha avanzado, y las cifras son las siguientes la población penitenciaria en todo México era de 230,000 ahora son 237,000 y esta suma la conforman población del fuero común en aquel entonces 180,000 y ahora hay 190,000, del fuero federal que están dentro de las cárceles federales y estatales en aquel entonces hablábamos de 47,000 y permanece igual. El 94% del total de recluidos son hombres y el 6% restante son mujeres.
Se podría decir que el aumento de la población recluida es significativa, pero no muy grande, aquí lo importante es que tenemos que destacar que en aquel entonces las autoridades municipales, estatales y sobretodo federales prometieron que construirían nuevos centros penitenciarios porque la sobrepoblación en los existentes era demasiado alta y no cumplieron ninguna promesa. Aquí tenemos algunos datos a junio de 2016: la sobrepoblación en Nayarit es de 127%, en Estado de México 165%, en estado de Hidalgo 85%, en Jalisco 67%, en Morelos 70%; en Estado de México, por ejemplo en el reclusorio de Chalco, en el mismo espacio hay 433% de sobrepoblación, en Apan Hidalgo 409%, en Ecatepepec 386%, en Tenango del Valle 305%, en Cuatitlán 286%, Zumpango 286%, en otros estados como en Chiapas encontramos el CRS Número 7 Huixtla con 217.50% y en Jalisco el CRS y la Cárcel Municipal Cihuátlan con 200%. En 11 estados se disminuyó la sobrepoblación, por ejemplo en Guanajuato, por citar nuestro estado, bajo un 20%, lo que en sí es destacable y parece increíble, pero en Yucatán se disminuyó más de un 50% y coincidentemente en el Índice Nacional de Mortalidad y de Violencia Yucatán ocupa el último lugar. Esto nos indica que o en Yucatán se han hecho las cosas bien o sus habitantes se comportan de una manera adecuada.
De este gran total de 237,000 reclusos, el 43% de su población son personas que están sujetas a proceso y el resto ya tiene una sentencia que cumplir. Del fuero común el 38% están en proceso y el 62% sentenciados, del fuero federal el 50% se encuentra en proceso y el 50% ya sentenciado.
Visto desde el punto de vista práctico nos preguntamos por qué la justicia tarda tanto tiempo en los procesos judiciales, que pueden durar muchos años, porque hay una razón poderosa, se puede estimar sin afirmar que un poco más del 10% son inocentes y deben de quedar en libertad inmediata y hay otros aspectos a considerar, los que están sentenciados algunos están a punto de cumplir sus sentencias y con una posible reducción de penas podrían alcanzar su libertad y aumentaría el porcentaje de desocupación. También los que están sentenciados deberían estar separados de quienes están en proceso, porque algunos adquieren nuevos conocimientos de los sentenciados para en caso de salir estar capacitados para depurar las técnicas del delito.
Entre los mismos procesados y por supuesto de los sentenciados en los centros penitenciarios se puede vivir un poco o mucho mejor y hasta con privilegios; el número de ceros colocados a la derecha son los que logran estos beneficios, los que tienen el cero a la izquierda reciben mano dura y trato injusto. Los responsables de esta situación son todos, los que vigilan y manejan a los reclusorios, como algunos personajes de cierta influencia política relevante privilegian la estadía y el buen trato de sus allegados por temor a que hable o por simple conveniencia política. En los centros penitenciarios de todo el país nada es gratis, todo cuesta y la corrupción es generalizada y ocultada. Queridos lectores se habla de que mantener todo este aparato carcelario cuesta miles de millones de pesos cada año y quizá una cantidad mayor para construir nuevos reclusorios y lograr unas mejores condiciones de vida sin premiar a nadie.
Por esto se puede decir que este año en Sinaloa se fugaron El 16 de marzo, Juan José Esparragoza Monzón, alias “El Negro”, Rafael Guadalupe Félix Núñez, alias “El changuito ántrax”, Francisco Javier Zazueta Rosales, alias “Pancho chimal”, Jesús Peña González, alias “El 20” y Alfredo Limón Sánchez, alias “El Limón”, fueron castigados los directores del penal y los custodios, aunque muchos de ellos están prófugos. Cuando se hizo una revisión exhaustiva después de los hechos se encontró que estos delincuentes tenían suites de lujo y nada de molestarse en hacer túneles, el día anterior hicieron una fiesta de despedida con música vino y alegría, al día siguiente salieron por la puerta principal; siguen prófugos.
El 23 de marzo se fugaron también 29 de la cárcel de Ciudad Victoria, Tamaulipas.
El 27 de marzo en Cadereyta, Nuevo León, se hizo un motín dentro del penal por bandas adversarias que fueron sofocadas a sangre y fuego con resultado de muertos y heridos, el problema es que ni siquiera reconocen culpabilidades de parte del gobierno estatal y también el estado de cosas después de esta fecha no ha mejorado absolutamente nada igual que en Quintana Roo, solamente que allí fue más grande porque fueron más de 300 los que hicieron enfrentamiento y también fueron reprimidos y las cosas como ellos dicen ya se calmaron, pero los problemas que originan esos motines siguen existiendo ni la misma autoridad pone remedio porque no hay voluntad política para hacerlo.
Este artículo no trata de defender ni atacar, solamente señala hechos con bases estadísticas reales y no tratamos de defender a ultranza a nadie por ninguna razón a los que están en esa situación de cárcel. La Comisión Nacional de Derechos Humanos ha intervenido en todos los casos y como ellos hacen sus cosas, hacen recomendaciones que lamentablemente o no les hacen caso o se avanza muy poco. A la Comisión se le pide que vaya más afondo y establezca en todos los casos condiciones que obliguen a los tres niveles de gobierno a apoyar a esos seres en desgracia que por errores propios, que equivocadamente o por error en la apreciación de la justicia están allí, PERO TODOS SON SERES HUMANOS IGUAL QUE NOSOTROS. Muchos de ellos tienen conocidos, amigos e incluso hasta familiares que están afuera y acompañan en su sufrimiento a los que están viviendo el rigor con el que se trata a los que habitan en esos lugares forzadamente.
No es posible que en una celda estrecha para 4 personas obliguen a permanecer 8, no se trata de tenerlos en hoteles de lujo ni siquiera de 2 estrellas, pero si tenemos que ser conscientes que es urgente que se tomen medidas para que en primer lugar el tiempo que duren ahí se cumplan 2 objetivos principales para los que fueron creados los CERESOS: primero que tengan un trato justo y condiciones de convivencia y de respeto a su dignidad aunque sea la mínima parte, también porque es necesario que una persona que está dentro pueda regenerarse como su nombre lo indica “Centro de Rehabilitación”, pues no hay oportunidades de volver a reintegrarse a la sociedad aunque haya resultado inocente, pues viven en el mundo libre y no tardan en volver a delinquir porque nadie les ayuda y todo mundo de los que estamos afuera no conocemos esta verdad que por dolorosa que sea es muy triste. No es justificación, es explicación. Quien está recluido dentro de ese hacinamiento, sin tener mayor ocupación, no puede tener una nueva oportunidad en su vida porque ya de antemano lo señalan como un exconvicto.
Hay un fenómeno terrible, lacerante para la sociedad, en complicidad con las autoridades de los penales: hay celulares y teléfonos fijos donde hay una mafia bien organizada que transitan por los caminos de la extorsión telefónica y pongo por ejemplo lo que le pasó a su llegada aquí a león al manager del Equipo de los Bravos de León que fueron sometidos su familia y él a un trato de extorsión que le afecto psicológicamente y daño económicamente. Qué bueno que resultó sin consecuencias, primero porque es un ser humano y también porque es un buen amigo mío. Pero de estos casos hay miles en todo el país, muchos conocidos y denunciados y otros no. También siguen dirigiendo las bandas criminales desde los reclusorios, solamente cambiaron de domicilio y de teléfono.
Todos los mexicanos deseamos seguridad, legalidad, orden y apego a la ley, pedimos atentamente que todos los que estén involucrados: organizaciones civiles y todas las autoridades actúen de inmediato apegados a la ley y la Comisión de los Derechos Humanos atiendan con eficiencia todos esos casos. Es un problema que se tiene que resolver de inmediato, con esto podríamos combatir un porcentaje muy alto de la violencia que existe en las calles y en nuestras personas.