El capo de la mafia que padece problemas de ansiedad y se ve en la necesidad de tomar terapia es casi un estereotipo del cine y las series televisivas. En el terreno del drama, el ejemplo por excelencia es el de Tony Soprano, quien fue atendido por la doctora Jennifer Melfi, personaje de la serie ‘Los Soprano’. En la comedia, una excelente película es ‘Analízame’ donde Robert De Niro interpreta a Paul Vitti, uno de los mafiosos más temidos de Nueva York que comienza a concretar cita con el Dr. Sobel, personificado por Billy Crystal.

Aunque parezca producto de ficción, sí ha habido casos documentados de mafiosos que debían tomar terapia, y es que resulta hasta cierto punto obvio, debido a la vida repleta de estrés y tensión que llevan los 7 días de la semana y las 24 horas.

Aunque la idea de un terapeuta atendiendo a mafiosos puede resultar interesante en una película o una serie, en la vida real surgen muchos predicamentos. Por ejemplo, en el artículo ‘As Hollywood mobsters turn to shrinks, real-life therapists size up their head cases’, publicado en marzo de 1999 en el portal californiano SFGate y escrito por Ruthe Stein, el doctor psiquiatra Neff Breen explica que no sería fácil, pues en primer lugar no habría sensación de comodidad (aspecto esencial de la terapia) y si el criminal contara que mató a alguien, metería en problemas al profesional de la salud. Además, que el consultante violaría el ‘Omertá’ que es el código de honor siciliano que prohíbe informar sobre actividades delictivas.

Aun así, hay casos registrados.

El primero es el de Frank Costello, quien controló el juego ilegal durante los años 50 y 60. Apodado ‘primer ministro de bajo mundo’ y teniendo su base de operaciones en Nueva York, fue uno de los mafiosos más poderosos y temidos de Estados Unidos formando parte de las Cinco Familias de la ciudad. Como era de esperarse, un criminal de ese nivel se exponía al peligro cada segundo de su vida. Los intentos de asesinato estaban a la orden del día, siendo uno de los más serios el que vivió a manos de Vito Genovese en 1956. Su popularidad fue tal, que incluso sirvió de inspiración para que Mario Puzo creara al personaje de Vito Corleone en su obra maestra, ‘El Padrino’.

Debido al constante estrés, Costello tuvo que recibir terapia de un psiquiatra que tenía su consultorio en Park Avenue llamado Richard Hoffman. A muchos miembros de la mafia no les agradó en lo absoluto que Costello fuera a contar su vida a un médico, por lo que incluso recibió amenazas de sus subordinados. Información sobre esta anécdota se encuentra en la página de ‘The mob museum’ y en el libro ‘Top Hoodlum: Frank Costello, Prime Minister of the mafia’ de Anthony M. DeStefano.

Este delincuente murió de un paro cardiaco en 1973 un 18 de febrero, en su 83 cumpleaños.

TONY

La familia Boiardo fue otra de las más poderosas del crimen en Nueva York. Richard Boiardo emigró de Nápoles y forjó su imperio ilegal en Estados Unidos. David Chase, creador de la serie ‘Los Soprano’ tomó parte de la vida de este mafioso para su creación más famosa. Los Boiardo fueron la siguiente generación delincuencial de la de Costello.

Aunque Richard era un hombre hermético, su hijo Tony padecía trastorno de estrés postraumático (era obvio debido a su estilo de vida, pues presenció su primer asesinato a la edad de 14 años) por lo que se vio en la necesidad de buscar ayuda profesional del psiquiatra William Furst. Esta historia, que parece digna de una ficción, está en el libro de Richard Linnett titulado ‘In the Godfather garden: the Long life and times of Richie ‘the Boot’ Boiardo’. Este capo murió a los 93 años.

Los dos mafiosos dejaron el mundo tras una existencia repleta de estrés y miedo a ser asesinados. Ni todo el dinero del mundo pudo comprarles tranquilidad. Probaron la frase que dice el mismo Tony Soprano: “Tú creas tu propia suerte en la vida”.