De los perros se habla y se escribe mucho: sobre su nobleza, su ternura, su infinita lealtad y su cercanía con sus dueños. Entre todas las labores que pueden realizar estos encantadores canes, se encuentran aquellas dedicadas a la justicia. A lo largo de la historia ha habido varios casos famosos, algunos cargados de heroísmo y otros de esperanza. Esta semana recordaremos dos de ellos.
Hoy en día, los llamados ‘binomios caninos’ (que se refiere al dueto de cuerpos de seguridad conformados por un humano y un perro) llamados también K-9 (juego de palabras en inglés que se pronuncia como ‘canine’ o ‘canino’) son extremadamente comunes, y los vemos en labores de rescate, detección de drogas o investigaciones diversas, pero no siempre fue así.
Corría el año 1888 en Londres, Inglaterra. La ciudad era aterrorizada por el primer asesino serial mediático que se tiene registro: Jack el Destripador, quien asesinaba mujeres, les extirpaba el cuerpo y desfiguraba el rostro. Aquella época es conocida hasta el día de hoy como ‘El otoño del terror’ pues toda Inglaterra estaba paralizada por el miedo. La Policía Metropolitana de Londres llevó a cabo toda clase de investigaciones y métodos, pero Jack era escurridizo y cruel.
Entre los planes para atrapar al destripador, estuvo el de Sir Charles Warren, quien tras una exitosa carrera militar estuvo al frente de la policía. Fue a él quien se le ocurrió una táctica innovadora (y hasta criticada) para finales del siglo XIX, pero que hoy en día nos resulta habitual: valerse de perros y su sensible olfato para dar con el asesino.
Warren era criticado por toda Inglaterra, ya que no daba con el asesino, de modo que tuvo que buscar diferentes métodos. Así, tras los asesinatos de Elizabeth Stride y Catherine Eddowes, consiguió a un dúo de sabuesos llamados Burgho y Barnaby. Desgraciadamente, el uso de perros para a investigación policial era una disciplina en pañales, y las pistas ya no estaban frescas, aunado a que no eran animales entrenados desde su nacimiento, sino que un criador de nombre Edwin Brough se los prestó a la policía.
Pese a la labor de investigadores y canes, Jack el Destripador nunca fue encontrado. Hasta el día de hoy sigue siendo un caso que siempre estará abierto, pero la labor de los perros y humanos para dar con él quedará en la historia para siempre.
ESPERANZA EN CUATRO PATAS
Otra historia más inspiradora y menos sangrienta es la de la perrita ‘Ruby’, cuya vida ha inspirado libros y películas.
Daniel O’Niell era policía de Rhode Island, y siempre había querido pertenecer al equipo de biomios caninos. En 2011 adoptó a una cruza de border collie y pastor australiano, que estaba a punto de ser sacrificada porque era inquieta e hiperactiva. Después de despedazar la casa de cinco familias que la regresaron al refugio, convertirse en perro policía era su última esperanza de vida.
Resultó que Ruby tenía aquello que los humanos llamamos ‘vocación’: pasó todas las pruebas de entrenamiento y destacó por encima de otros. Sin duda, ella había nacido para ser binomio y no mascota de casa. Así, destacó en búsqueda de cadáveres y otras actividades.
La consolidación de Ruby llegó cuando un niño (quien casualmente era hijo de Patricia Inman, la dueña del refugio que le dio acogida) desapareció tras salir a caminar en el bosque. La perra lo encontró antes de 36 horas, lo que fue un auténtico logro tanto para Daniel como ella. Hoy en día, amo y can se han vuelto famosos gracias a la película ‘El rescate de Ruby’ y el libro ‘Dogwinks’, que cuentan sus vidas a detalle. Han sido compañeros durante 11 años.
No cabe duda que todos los perros merecen una oportunidad y siempre es un buen momento para acariciarlos y felicitarlos. Los albergues caninos en todo Guanajuato están a disposición para que, como Burgho, Barnaby o Ruby, puedan convertirse no solamente en mascotas, sino en detectives y héroes.