En este último fin de semana de la feria, las y los comerciantes de Michoacán continúan ofreciendo sus particulares productos. Uno de ellos son las catrinas hechas de barro y pintadas completamente a mano, una manualidad que se muestra en el estado vecino.
Las catrinas son de diferentes tamaños y precios. Está desde la característica calaca elegantemente vestida, hasta perritos esqueléticos. Hay para todos los gustos y presupuestos que demuestran la diversidad cultural de Michoacán. Su promotor es Sergio Ruiz Ayala, de la comunidad de Capula, donde es habitual la creación de estas figuras. Capula cuenta con tres denominaciones de origen: punteado, loza tradicional y por supuesto, las catrinas.
El proceso para crear las catrinas empieza cuando los artesanos van a una mina por el barro. Después de recogerlo, es seleccionado eligiendo al que no tenga piedras. Posteriormente se trabaja el barro. Antes se hacía manualmente, pero ahora se puede hacer con un motor industrial. Una vez que se le ha dado forma al barro, se crean las catrinas. Después de uno o dos días están listas… el siguiente paso es el pintado en frío.
“Tengo 15 años trabajando esto. Regularmente nuestros papás nos enseñan. Con el paso de los años se va agarrando experiencia. Al principio siempre es difícil, pero ahora ya tenemos experiencia. Nos da gusto que nos hayan invitado a la Feria de León”.
JUGUETES DE MADERA
Ignacio Hernández Morales es originario de la comunidad de Aranza, en Michoacán. Es su primer año en la Feria de León, donde ofrece toda clase de juguetes de madera, que van desde cochecitos con la figura de ‘Rayo McQueen’, matracas con la forma de Winnie Pooh, Bob Esponja o Iron Man, títeres de Spiderman, pirinolas, baleros y hasta tableros de ajedrez y jenga. Todo realizado por manos de artesanos michoacanos.
Ignacio señala que Aranza pertenece al municipio de Paracho, y se dedican a la elaboración de juguetes. Viene directo de los fabricantes. Sin embargo, aunque hay mucha madera se busca evitar la tala inmoderada, por lo que se usan sustitutos como aglomerados. “Estamos aprovechando hasta comprimidos de aserrín”, dice.
Pese a los retos del mundo digital, se mantiene la tradición:
“Todo lo que hacemos es enfocado para los niños, productos que se pueden hacer con la madera. En estos tiempos en que hay muchos juguetes digitales, sucede algo muy interesante: los papás les explican a los niños y les inculcan la importancia de estos juguetes, y les dicen cómo usarlos. Aún así estamos trabajando”.
La mayoría de la comunidad de Aranza se dedica a la fabricación de rebozos y guitarras. Hay gran variedad de artesanos que se dedican a esta labor. “A todo le ponemos el empeño y la práctica para realizar cualquier producto. Primero se corta la madera y luego se pinta. De lo que más orgulloso me siento es de las guitarras. Es lo que más nos representa”.