En 2018, la sociedad mexicana estuvo harta de gobiernos corruptos emanados del PRI y del PAN en el ámbito federal, por supuesto, en gobiernos locales también y en las Cámaras de Diputados y Senadores, llenos de verdaderos cuatreros dedicados a su exclusivo beneficio personal, abandonando y traicionando las promesas electorales una y otra y otra vez al pueblo, sin ser la excepción otros partidos políticos de menor fuerza política como el PVEM, PRD, PT o MC.

El Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), fue creado el 2 de octubre del 2011 como un movimiento político y social impulsado por Andrés Manuel López Obrador y finalmente el 9 de julio del 2014 el Consejo General del INE, aprobó por unanimidad el registro de MORENA como partido político, de ideología de izquierda nacionalista.
Curiosamente, el político tabasqueño líder omnipotente y omnipresente con un origen surgido del PRI más rancio y autoritario, se convierte en trásfuga al no verse favorecido con la candidatura al gobierno de su estado.

De ahí se pasa al PRD, partido surgido de otro movimiento denominado Corriente Democrática del PRI, fusionándose con movimientos, organizaciones y partidos de la histórica izquierda mexicana. Y digo, curiosamente, ya que, siendo un político de la vieja escuela del Partido Revolucionario Institucional, siempre ofreció al electorado mexicano, un trato diferente al de aquellos anquilosados y corruptos políticos del propio priismo y del mismo perredismo surgido de un ala del PRI.

El trato siempre consistió, en una relación diferente con los demás mexicanos que igual que AMLO, se sintieron engañados por el entonces sistema político encabezado por el partido de estado, el PRI. El trato nunca se cumplió aun cuando pasaban y pasaban los años, así como hombres y mujeres que ofrecían un sin fin de promesas que nunca cumplieron a la sociedad, pero donde AMLO, jamás realizó el trato que hizo al pueblo ni en el PRD y mucho menos ahora en MORENA.

La forma de comunicarse de López Obrador con el pueblo era a través de un trato diferente a los ‘otros’, porque él “no es igual” a los políticos que curiosamente provenían de la misma escuela y orígenes políticos y partidistas. Sin embargo, AMLO siempre ofrecía lo que la gente anhelaba pero nadie brindaba: un trato diferente, ya sea de obra o de palabra, haciendo de la relación con el pueblo algo individual creando un vínculo aparentemente cercano y fraternal, con el único propósito de utilizar a los pobres para fines políticos y electorales.

Sin embargo, el trato social con el pueblo se ha ido erosionando al grado de ir cada día perdiendo más adeptos, sobre todo, con aquellos que sin ser pobres confiaron y creyeron en López Obrador, como un político diferente a todos aquellos déspotas y corruptos que nos han gobernado y que siguen gobernando entidades federativas y miles de municipios de distintas siglas políticas. Hoy en día, una vez más, hemos sido engañados por un ruin y miserable político, que no ha cumplido el trato que hizo a la sociedad, haciendo de las mentiras un estilo personal de gobierno.

Vivimos el peor de los gobiernos en las últimas décadas, donde el valor de la palabra, que era lo único que diferenciaba al populista y autoritario gobernante, lo ha convertido en un ser despreciable que no sólo lo hace un ser repugnante e igual que los ‘otros’ políticos que tanto critica, sino peor, que todos aquellos emanados del PRI, PAN, PRD, PT, PVEM o MC. Insisto, tiene que emerger de la sociedad una nueva clase gobernante, sin pertenencia alguna a los actuales partidos políticos, que hoy todo corrompen y que simplemente, todos son iguales.

Las consecuencias de la falta de ética, profesionalismo, probidad, congruencia y negligencia nos han traído un nuevo engaño consumado como nunca se había visto y vivido, por la propia autoridad que gobierna el país, donde ya no hay más opciones para la sociedad, que seguir igual o peor con lo que hay (MORENA), o apostar a ’algo’ diferente que no sea más de lo mismo. Ya no hay tiempo. Necesitamos una nueva clase política.
¿No cree usted?