El Festival Internacional Cervantino una vez más se hizo presente  en León, el Teatro Estudio del Teatro del Bicentenario Roberto Plasencia Saldaña albergó un espectáculo cuya música y cuadros atrapó al público, “Sarabande” fue una mezcla de disciplina y perfección.

El miércoles por la noche, “Sarabande” (Francia) protagonizado por la violonchelista Noémi Boutin y el acróbata Jörg Müller, le dio vida de una forma distinta a las obras de Johann Sebastian Bach, un deleite auditivo y visual.

La tercera llamada dentro del recinto y la iluminación a medio morir, ambos protagonistas captaron la atención  de la gente, el acróbata prendió  un cerillo de una forma peculiar, el objeto terminó en su boca y prendió una vela colocada en la punta de una pértiga, la “suite n. 1” del compositor hipnotizaba al público mientras el acróbata  daba una  muestra de equilibrio y concentración total.

Al terminar la pieza e inicio de la “Suite n.3”, fue el momento del espectáculo que conjugó la precisión de tiempos para una perfecta interpretación, un carrusel de tubos y la disciplina del acróbata, que se movía en entre dichos objetos que  por  algún momento chocaron y provocaban un sonido  hipnótico, fueron el centro de atención, el danzar del artista y el vuelo de aquellos artefactos se sincronizaban de tal manera que  daba la sensación de libertad.

Por último, la  violoncelista y su interpretación de la “Suite n.5” fueron  los protagonistas de un final perfecto, ya que ella, suspendida en el aire y cual si fuera un péndulo, tuvo una actuación que  no tuvo ninguna equivocación, una especie de fragilidad envuelta en música.

60 minutos deleite auditivo y visual se hicieron presente en el Teatro del Bicentenario, con un espectáculo del FIC.

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