Los piratas y su imagen tan característica, con su parche en el ojo, su loro al lado y su atuendo propio de los siglos XVII y XVIII (épocas en que su actividad criminal tuvo mayor auge) pareciera propia de tiempos muy remotos, que únicamente podemos ver en películas, series o libros. Sin embargo, en países como Somalia siguen teniendo una peligrosa fuerza y un impacto que, al operar en aguas internacionales, tienen una repercusión en diferentes países.

La semana pasada hablábamos sobre la piratería en tiempos pasados, y hoy, retomando el tema, se aborda el impacto que esta actividad ilícita ha tenido en el mundo contemporáneo, pues aunque ya no navegan en galeones, siguen atacando capitanes y tripulaciones.

Somalia es, en la actualidad, uno de los países donde la problemática de la piratería es mucho mayor. Los primeros piratas eran pescadores que se aprovechaban de la falta de leyes, y empezaron a dedicarse a actividades delictivas porque eran más redituables.

Todo comienza en los años noventa con la desestabilización del gobierno somalí. Eyl, pueblo en el norte de la región de Puntlandia de Somalia, se ha convertido en uno de sus refugios. Muchas personas se dedicaron a la pesca, pero otros al secuestro y el tráfico de armas. Asimismo, la vida marítima también se vio afectada. Poco a poco la situación fue escalando, al grado que la ONU tuvo que escuchar a países como España y Francia, que fueron afectados.

La situación es bastante compleja y en la vida real, dista mucho de las divertidas aventuras de personajes ficticios como Jack Sparrow o Luffy D. Monkey: como desgraciadamente ocurre en México con el narcotráfico, en Somalia muchos jóvenes ven las actividades de la piratería como una oportunidad de tener dinero fácil. Nombres de piratas como Boyah y Garaad (quienes han sido entrevistados por el periodista Jay Bahadur, que ha registrado que desde 2005 y 2018 hubo un centenar de ataques y tomas de rehenes) suenan en las costas y se han convertido en noticias internacionales. Desde noviembre de 2014, la ONU emitió un comunicado llamando a proteger de los piratas a mujeres y niñas. La información testimonial de quienes se han enfrentado a estos delincuentes abunda, como veremos a continuación.

 

EL CAPITÁN Y EL PERIODISTA

El caso de la piratería en Somalia es tan conocido, que incluso existen dos libros autobiográficos que han sido convertidos en películas protagonizadas por actores famosos. Uno es ‘A captain’s duty’, escrito por el capitán Richard Phillips, quien estaba al frente del buque carguero ‘Maersk Alabama’. En 2009 fue secuestrado por piratas somalíes, provocando un escándalo internacional en el que tuvo que intervenir la Marina de Estados Unidos en una operación de rescate. Aunque la historia de Phillips está envuelta en una polémica inmensa, pues hay versiones que puso en peligro a su tripulación, la película protagonizada por Tom Hanks se ha vuelto muy popular.

Otro caso es el del periodista canadiense Jay Bahadur, quien se ha convertido en uno de los grandes entrevistadores de piratas somalíes, publicando el libro ‘The pirates of Somalia’ (que se convirtió en una película con Evan Peters y Al Pacino) y asesorando al gobierno de Estados Unidos. En más de una ocasión este tenaz comunicador ha aclarado que los de Somalia no son piratas como en los siglos XVII y XVIII, y que es un error considerarlos como tales, pues en la actualidad los modelos ecológicos y comerciales han cambiado muchísimo. Mientras que Barbanegra o Morgan consideraban a la tripulación como algo prescindible, los actuales hacen dinero tomando rehenes y pidiendo rescate.

La realidad sobre los piratas, ya sea en el pasado o en el presente, es la de una problemática internacional, y como bien dice Robert Louis Stevenson en ‘La isla del tesoro’, sin duda la mejor novela de piratas en la historia: “siempre es mejor hablar claro, a riesgo que otros se ofendan”.