Este 15 de mayo fue dedicado a las maestras y maestros que son responsables de la educación de todos los mexicanos. Tenemos que resaltar la entrega de estos apóstoles de la educación, como deben de ser todos, porque ciertamente a través de la educación se adquiere cultura y conocimientos necesarios para el desarrollo de nuestro país.

Desafortunadamente nuestro país, con diferentes circunstancias, está situado en un plano inferior a la media mundial y escribo esto en términos generales, porque indudablemente que contamos, como pocos países de Latinoamérica, con centros de estudios que se destacan por su gran presencia a nivel internacional. Pongo por ejemplo a la primera universidad latinoamericana, la Universidad Nacional de México, que atiende a cerca de 350,000 alumnos aportan cuotas simbólicas y pequeñas para su educación Media Superior, Universitaria, Maestría, Doctorado y también de una manera muy destacada en el ámbito de la investigación en grado superior.

Contamos en México con centros tecnológicos de educación particular tan importantes como por ejemplo el Sistema Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, que tiene campus en toda la República y sus egresados reciben una educación superior muy relevante, y públicos como el Politécnico Nacional, que atiende a decenas de miles de estudiantes en carreras ligadas a la tecnología y la ciencia.

Aquí en Guanajuato afortunadamente contamos con una universidad que atiende con carreras Universitarias, tanto en el aspecto tecnológico como en el humanista, actualmente bajo el excelente liderazgo del rector Dr. Luis Felipe Guerrero Agripino. Su prestigio es una realidad desde su fundación hace decenas de años, anteriormente se llamaba Colegio del Estado.

La Universidad de Guanajuato es sobresaliente y no solamente en el aspecto educativo que es de gran calidad, sino también en sus instalaciones adecuadas para brindar la excelencia en la educación. La construcción del edificio universitario en su fachada y la escalinata exterior que lleva al auditorio y a los salones de clase se construyeron con cantera regional muy bella, da orgullo no solamente a Guanajuato, sino también a nuestro México en el contexto internacional.

Debemos, como yo lo hago, pues ahí estudie yo, reconocer y agradecer que la aportación educativa en la Universidad de Guanajuato es gratuita, al igual que la UNAM, el IPN y otros centros educativos importantes en la República, con sostenimiento mayoritario de los estados o del régimen federal, que hacen posible que en contexto nacional existan las posibilidades de estudiar, aprender, desarrollar y obtener títulos de fin de carrera para beneficio de los estudiantes en general.

Ciertamente en las ciudades importantes de México existen todos estos centros universitarios y tecnológicos de gran renombre, pero las autoridades de los tres niveles tienen que reconocer que en las zonas rurales no existen escuelas suficientes y muchas de las que existen están con deficiencias de instalaciones elementales para poder estudiar, en esos lugares se ve la grandeza y el apostolado de muchos maestros que tienen que llegar a esas zonas rurales alejadas con diferentes medios, incluso caminando, para poder entregar sus conocimientos a la población indígena y los habitantes de las zonas rurales.

Es importante que el gobierno federal resuelva a la brevedad esta urgencia de falta de escuelas y maestros, pues impulsar la educación debe de ser prioritario.
Por último, quiero recordar mis tiempos de estudiante, pues soy un hombre de la tercera edad y recuerdo de hace más de 70 años a destacados maestros importantes, porque en aquel entonces había muy pocas escuelas particulares y oficiales, la misma población era mucho menor y no tenían acceso a lo que hoy contamos en León, con muchos colegios y centros de estudios como el Colegio Guanajuato, que atiende a un sector muy importante de clases populares con gran éxito.

En mi corazón, en el pasado lejano y personal, recuerdo a la Maestra Josefina Camarena, la Maestra Jovita Medina Hernández, la Srita. Manuelita Portillo y también al Padre Lira, que junto con otras escuelas particulares dirigieron sus colegios e hicieron de la educación un sacrificio importante y un apostolado para impulsar la verdad y la educación.
Gracias, siempre los recordaremos, porque ahora León goza de esa herencia.