El próximo viernes 27 es el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto, una fecha que, de acuerdo con la UNESCO, tiene por objetivo hacer reflexionar a la sociedad sobre las personas que murieron en los campos de concentración nazis, y además, hacer un compromiso contra el racismo y los discursos de odio.

Con motivo de tan importante fecha, esta semana hablaremos del señor y la señora Klarsfeld, un matrimonio muy especial, y es que una persona que detiene a un delincuente siempre será de nuestro agrado, desde el ciudadano que le pone el pie al ladrón de bolsos y carteras, hasta los agentes que en cualquier documental vemos como arrestan a un asesino. Beate y Serge Klarsfeld están en otro nivel, pues a lo largo de los años se han dedicado a atrapar a los peores criminales de guerra nazis.

Beate y Serge se conocieron en el metro de París durante los años sesenta, y de inmediato se enamoraron. Ella era hija de un oficial de la Wehrmacht y trabajaba en Paris cuidando niños, mientras que él escapó de la Gestapo cuando el lugarteniente de Eichmann, Alois Brunner, asesinó a su padre.

La pareja contrajo matrimonio y decidió dedicar su vida a cazar criminales de guerra, investigando todo el tiempo necesario, y ejerciendo presión a autoridades internacionales de ser necesario. Durante años los dos siguieron y atraparon muchos nazis. Serge era quien hacía la investigación y se documentaba, mientras que Beate era la más activa y enérgica, al grado de abofetear en público al entonces canciller alemán, Georg Kiesinger.

Uno de los logros más destacados de ellos fue la captura de Klaus Barbie.

EL CARNICERO

“Se comportaba como un carnicero. Veía a la gente como carne para descuartizar, picar, sacudir o experimentar”.

Con estas palabras define el escritor especialista en la Segunda Guerra Mundial Guy Walters en su libro ‘Hunting evil’ a Barbie, apodado ‘El carnicero de Lyon’, quien vivió en la Francia ocupada por los nazis, donde actuaba con total impunidad. Entre sus crímenes, solía disparar a la gente en lo alto de escaleras, si debido al impacto el cuerpo daba un salto de 360 grados, se sentía orgulloso, diciendo que era su sello personal. Además, ordenó llevar a 44 niños huérfanos a campos de concentración. A este macabro episodio histórico se le conoce como ‘Los niños de Izieu’.

Tras la guerra, Barbie huyó a Bolivia, donde fue apoyado por la dictadura y se hacía pasar como un respetable empresario germano. Un buen día apareció en una fotografía de un acto protocolario en los periódicos, y muchas de sus víctimas lo identificaron. Los Klarsfeld empezaron a investigar a fondo.

La pareja descubrió que quien fuera comandante de la Gestapo en Francia vivió como vagabundo tras terminar el conflicto, y con apoyo de gobiernos corruptos se posicionó. También, supieron que tenía vínculos con el crimen organizado y que había estafado gente con la falsa promesa de venderles armas. Poco a poco reunieron información que incriminaba a Barbie, pero no fue sino hasta que terminó la dictadura en Bolivia y llegó otro gobierno, que pudieron extraditarlo y llevarlo a juicio. En 1987 fue condenado a cadena perpetua, muriendo de leucemia cuatro años después.

Los Klarsfeld ya forman parte de la cultura popular. En la serie ‘Hunters’ son homenajeados, muy merecidamente, como los personajes de ‘Murray y Mindy’ mientras que los artistas gráficos Sylvain Dorange y Pascal Bresson publicaron su vida en cómic, titulada ‘Un combate contra el olvido’.

La vida de este matrimonio parece de película, y muchas anécdotas lo demuestran: Serge jamás pudo detener al asesino de su padre, aunque sí le llegó la justicia poética, pues Alois murió en un sótano de Damasco en diciembre de 2001, a los 89 años, comiendo míseras raciones de huevo y pan.

Los Klarsfeld, por su parte, viven apaciblemente su senectud, aclarando que nunca han buscado venganza, sino justicia.

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