El caos en la Miguel Alemán se vive en todo su esplendor, se debe a las obras, no precisamente de arte, que se realizan por la zona, se trata de trabajos de rehabilitación en la infraestructura de calles y paraderos que forman parte del programa “400 obras”.
Más allá de la deslumbrante cifra de 5 mil millones de pesos que se invierten en el programa de obras públicas para este 2017 y parte del 2018, la gente solo ve entorpecido su día a día por avenidas y lugares en las que se realizan trabajos de rehabilitación.
Una de las zonas de León donde hay gran cantidad de comercios, es la Miguel Alemán, ese lugar que de por si se experimenta caótico en la cotidianidad, y ahora con las obras es aún más difícil andar con seguridad, y no precisamente por el hampa, sino que entre el tráfico y desniveles en el piso, se corre el riesgo de sufrir algún accidente.
Desde el cruce con la calle Álvaro Obregón hasta la parada del SIT “Reforma” los objetos de color naranja para no permitir el paso se hacen presentes.
Algunos de elementos de tránsito municipal se encargan de que automovilistas y peatones no causen alguna tragedia, y es que el congestionamiento vehicular y de gente que desea atravesar las calles, no parece tener orden, ni coherencia alguna; si bien el paredero “La Soledad” no se encuentra en funcionamiento, la gente no puede colocarse en un lugar seguro para poder esperar el paso, ya que los plásticos naranjas con orificios, que sirven como señalización, provocan una aglomeración de gente que puede llegar a empujarse.
En la entrada al Descargue Estrella, las máquinas excavadoras ya hicieron su aparición, de eso da muestra una buena parte del asfalto que ha sido retirado, ahora los transeúntes pueden caminar tranquilamente abajo de la banqueta, eso si, con el riesgo de sufrir alguna torcedura de tobillo, como le pasó a un hombre que, con todo y mandado en ambas manos, tuvo que sentarse para que el dolor pasara, cabe destacar que la gente de mayor edad es la más propensa a tener algún accidente leve o grave.
Entre la gran cantidad de comerciantes ambulantes y las obras de rehabilitación, es inevitable bajar de la banqueta para caminar a un buen ritmo, aunque haya que sortear la suerte del andar entre baches, coladeras hediondas y la marejada de gente.
Los comerciantes saben que esto durará algunos meses, que por ahora el término de las obras se vislumbra eterno, la molestia es evidente, saben que su clientela bajara, dicen ellos, “¿pero qué más hacemos?” agrega un vendedor de ropa.
Sonidos de claxon, el grito de los vendedores, el silbato de los tránsitos tratando de agilizar el tráfico, tierra por doquier, son cosas que hacen la Miguel Alemán un festín de la desesperación.