Está vulgar y grosera expresión, la dijo el entonces candidato del PRD a la presidencia de la república en 2006, Andrés Manuel López Obrador, al presidente de México, Vicente Fox Quesada.
El entonces presidente de nuestro país vertía sus opiniones con aquello que se dibujaba, cómo expresiones o discursos populistas, cargados de demagogia y, sobre todo, de una serie de propuestas inviables para la nación mexicana.
Mucha gente, creyó exagerada la advertencia presidencial, suponiendo que en las palabras del mandatario había, miedo o preocupación.
¡No fue así! Vicente Fox, ya sabía muy bien, que el entonces Jefe de Gobierno del D.F., era un demagogo barato, populista y que lo único que pretendía, era alcanzar el poder, por el poder mismo, con la bandera de “primero los pobres”, cuando en realidad, era sólo un slogan publicitario para vender a los más desprotegidos históricamente, cómo carne de cañón de millones de mexicanos marginados por los gobiernos del PRI y del PAN y ofrecerles una nueva oportunidad “histórica” que nunca cumplió.
En el gobierno de AMLO, hay más pobres. Es un dato duro y totalmente medible por el Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social).
En los primeros dos años de gobierno de la 4T, la población en situación de pobreza creció en 3.8 millones de personas y en 2.1 millones las personas en pobreza extrema.
Dicho estudio, advirtió que de 2018 al 2020 los mexicanos de mayor rezago y marginalismo fueron las mujeres, los grupos indígenas, los niños, adolescentes y jóvenes.
Otra fuente. Según la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), en 2018, en México había 52 millones de pobres.
Ya para 2020, los números de esta agencia latinoamericana para México no eran mejores.
“México tendrá la cuarta proporción más alta de población en pobreza de América Latina y el Caribe a partir del 2020”, estimaba la CEPAL.
Esto equivale a 55.6 millones de personas en pobreza. Sin embargo, el autoritario y demagogo presidente de México, asegura que hay avances.
Ya sabemos cómo se las gasta el impresentable mandatario nacional. Nunca reconoce la numeraria o los datos que no favorezcan a su administración.
En automático desdeña y desacredita la información oficial e internacional que no hable bien de sus políticas y programas sociales.
El presidente siempre tiene otros datos y curiosamente, los datos que él tiene son los que favorecen sus políticas públicas.
Es un mentiroso empedernido que miente y miente cómo forma de comunicar a la sociedad.
El presidente se ha convertido en una loca chachalaca que grita y vocifera sin ton ni son, desesperado al ver, cómo de la noche a la mañana, ha aparecido un personaje con características sociales y populares similares a él, pero en mujer, que ha conectado popularmente con sectores pobres, medios y altos.
De súbito, millones de mujeres y hombres han enchufado con una simpática y ocurrente política que ha mantenido un intercambio de “golpes” con el poderoso presidente de México, al que ha vapuleado y exhibido sin más.
Hoy la sociedad entera, ve en Xóchitl Gálvez, al personaje político capaz de enfrentar y confrontar, pero, sobre todo, descarrilar al poderoso mandatario y a sus nefastas “corcholatas”.
Los cambios sociales y políticos que conlleva la creciente idea de vivir en una cuarta transformación, cómo lo vende una y otra y otra y otra vez el gobierno corrupto de López Obrador, ha sido veloz y desordenado, en tanto que las instituciones políticas han sido subordinadas a los caprichos del mandatario.
Dramatizando estas circunstancias, para el gobierno significan un “cambio histórico” que solo existe en la imaginación del actual gobierno y en la sociedad, una decadencia y deterioro que ha representado el fracaso total del actual gobierno.
¿No cree usted?